Pretty much in every country is increasingly common to identify public policies promoting in one way or another the use of information technologies for education. With different purposes, policies or budgets digital technologies have landed in the world of education and it is very likely they are here to stay. Today, are much popular the voices of those who defend and promote the importance of technologies in education than those who sustain a critical position regarding the use of these tools in education, because the later are discredited as change resistant or reactionary. However not everything is either black or white and the impact of ICT in education should be grounded on consistent and reliable evidences.
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The continuous race for incorporating new technology in the education tends to generate a great hope for change. It is well known that digital infrastructure produce expectations that teachers could teach better and students will learn faster.
En un Aprendizaje Invisible #revisited, hablamos un poco sobre un nuevo proyecto que hemos impulsado: Crear un organismo autónomo que busca explorar y promover el desarrollo de investigación de excelencia con el fin de impulsar el estudio y reflexión en torno a cómo el uso de las tecnologías de información y comunicación pueden contribuir a la formación y promoción de mejores oportunidades de enseñanza y aprendizaje.
Este es un cross-post de Aprender3c.org. | El martes 12 de mayo de 2015 -30 minutos antes del horario habitual- en la comunidad de conocimiento colaborativa Aprender 3C pudimos asistir al primer webinar dictado por el Dr. Cristobal Cobo. El expositor hace muchos años viene investigando y especializándose en temas relativos a la comunicación académica, recursos de aprendizaje abierto, habilidades y competencias para la innovación, aprendizaje social y cultura digital, entre otros.
New ways of engaging with higher education online are emerging. Some of these new educational initiatives known as Massive Open Online Courses (MOOCs), led by major universities such as Stanford, Harvard or MIT are generating a great potential for ‘democratising’ education and making a global free public good (millions of learners online in some cases). MOOCs and other emerging open educational practices are becoming a good test bed for education to experiment new pedagogical models; providing attractive economies of scale as well as new forms of assessing and certificating the knowledge and skills acquired by learners.
Desde hace algunas semanas he tenido el privilegio de ser invitado a dirigir un nuevo centro de estudios en Uruguay en temas de innovación, tecnología y educación. Una tarea profundamente simbólica y que nos llena de entusiasmo puesto que se establece en el primer país de LATAM (sino del globo) que enfrentó la brecha digital bajo una consistente política de inclusión digital universal.
Este reporte documenta uno de los cambios más significativos de los últimos 20 años en el ámbito de las políticas de educación y tecnología de Inglaterra. En dicho país existe una apuesta por implementar profundas transformaciones en las definiciones curriculares para la integración de TIC en la enseñanza y el aprendizaje. Tal como lo anunciamos en su momento, desde ahora las Ciencias de la Computación enseñan al alumno a ser un creador eficaz de herramientas informáticas (por ejemplo, software). Inspirados en la vieja idea de “prosumer” de Toffler, la idea es que los estudiantes dejen de ser consumidores de tecnología y pasen a ser creadores de una nueva. No más pasajeros sino conductores del cambio. Aquí los detalles de la apuesta.
Adams, en su libro “The Salmon of Doubt” (2002) planteaba que todo aquella tecnología que existe cuando una persona nace es simplemente parte del entorno natural, constituye el ecosistema en el que a uno le ha tocado vivir. Ahora bien, todo aquello que se crea mientras un sujeto tiene entre 15 y 35 años de edad se convierte en la promesa de un futuro venidero. Es decir, puede transformarse potencialmente en la tecnología a la que el individuo dedique toda su vida profesional. Sin embargo, agrega el autor, el problema surge con todo aquello que se crea cuando se tiene más de 35 años de edad. Es en ese momento cuando todo lo nuevo parece atentar contra el supuesto “orden natural de las cosas”, puesto que entonces la adaptación y actualización puede costar muchísimo más trabajo.